El "Galileo" argentino: Padre Buenaventura Suarez


En Santa Fe de la Veracruz (hoy la conocida Provincia de Santa Fe), en setiembre de 1679 nace Buenaventura Suárez, astrónomo y Sacerdote Jesuita Misionero.

El padre Buenaventura Suárez, descendiente directo por línea materna de Juan de Garay, tenía 16 años de edad cuando en 1695 ingresó en la Compañía de Jesús. En la Universidad de Córdoba, cursó sus estudios y de allí pasó a las misiones en 1706, para establecerse en las reducciones de San Cosme y San Damián. Pertenecía a la Compañía de Jesús, la misma congregación a la que pertenece el Papa Francisco.


En su nuevo destino, su misión era administrar las Reducciones además de predicar, enseñar el Evangelio y atender las necesidades espirituales de la población guaraní.

Buenaventura Suárez pasó a la historia por ser el primer astrónomo del hemisferio sur que efectuó observaciones y mediciones de la bóveda celeste. Tengamos en cuenta que solo unos pocos años antes, Galileo había descubierto las lunes de Júpiter (1610).

El padre Suárez trabajó con aparatos e instrumentos astronómicos construidos por el mismo con elementos de los alrededores empleando cañas, madera, metales y cristales de roca, fáciles de encontrar en los yacimientos cercanos.

Su primer telescopio fue instalado en el campanario de la iglesia de San Cosme. Con esos componentes y la ayuda de asistentes guaraníes, el padre Buenaventura montó en plena selva su propio observatorio después de tallar y pulir las piedras de cuarzo que extrajo de las canteras de basalto a orillas del Paraná y de incorporarle un sofisticado reloj de péndulo con su correspondiente índice de minutos y segundos y un cuadrante astronómico para ajustar el mismo a la rotación del Sol.

Fruto de esas observaciones fueron sus calendarios, sus mapas celestes y su libro Lunario de un Siglo de más de 200 páginas, escrito a partir de 1720, donde se fijaban las fases lunares y los eclipses de Sol y Luna para cien años entre 1740 y 1841. Las cinco ediciones datan de 1740 (Reducción de La Candelaria), 1743 (Lisboa), 1748 (Lisboa), 1752 (Barcelona) y 1762 (Quito).

Además de astrónomo, Buenaventura Suárez fue científico, geógrafo y matemático. Sus cálculos y mediciones le permitieron elaborar tablas con la posición exacta de las treinta misiones jesuíticas del Paraguay y trazar el primer mapa de la zona. También fabricar globos terráqueos y celestes, construir un reloj solar e instrumentos de medición, efectuar acertados pronósticos meteorológicos. En 1745 llegaron a sus manos instrumentos astronómicos de fabricación europea con los que, debido a su alta calidad, hizo observaciones de mayor envergadura.

Trabajó en las misiones durante treinta y tres años hasta su muerte, en 1750 fallecía en la Reducción de Santa María (Arg.)

El padre Buenaventura Suarez, conocido solamente en algunos círculos astronómicos pero bastante ignorado por los académicos argentinos, es un ejemplo de que Fe y Razón de ninguna manera están en contra, sino al contrario, este hombre de fe pudo congeniar perfectamente su misión evangelizadora con sus aptitudes científicas. Seguramente diría el mismo, "todo para la mayor gloria de Dios".


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